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Dependencia emocional

“Nadie puede hacer que te sientas inferior sin tu consentimiento”
(Eleanor Roosvelt).

¿Qué es la dependencia emocional ?

Caracterizamos como “dependientes emocionales” a aquellos que no pueden cortar un vínculo que los desquicia pero tampoco pueden soportarlo. Llegan desestabilizados y confusos a la consulta mostrándonos que la brújula de su universo afectivo es el trato de su pareja, sus expectativas de amor y atención se han tornado patológicas, puesto que con el afán de alcanzarlas anulan el resto de su vida en un proceso lento e insidioso signado por la frustración y la expectativa de cambio.

Leer más sobre características y patrones de la dependencia

Con el nombre de “dependencia emocional” el colega Jorge Castelló ha categorizado un padecimiento muy particular que se da en las relaciones de pareja disfuncionales. Siendo un motivo de consulta clínica muy frecuente y al cumplir nuestros  pacientes con una serie de criterios específicos, Castelló explica  la permanencia y el pánico a la separación del dependiente: “El patrón más habitual de relación de pareja de un dependiente emocional es el de sumisión e idealización hacia el compañero-a, por la baja autoestima que suele tener. Pero lo más significativo es que estas personas, habitualmente mujeres, afirman con rotundidad que continúan queriendo con locura a sus parejas. Y no sólo eso, sino que una ruptura de una relación de este tipo vendrá seguramente acompañada de intentos desesperados de retomarla, o bien del inicio de una nueva pareja de similares características”. La evaluación clínica de estos pacientes, muchas veces en riesgo, señala la coexistencia de distintos trastornos psicológicos en las fases más agudas de la dependencia (todas las áreas de desarrollo vital se encuentran afectadas).

Amor y dependencia emocional

En la dependencia emocional la fase de enamoramiento se confunde con la desestabilización cotidiana: el tiempo acrecienta emociones de amenaza (temor constante a la pérdida), aumento de la obsesividad, comportamientos de control excesivos, necesidad constante del otro. Esto suele entenderse como un despliegue amoroso y trágico (como el que los griegos asignaban al “eros”), es decir, el torbellino de una pasión inextinguible. La obsesividad, disminución de nuestra serotonina, no se acompaña de la gratificación y desarrollo personal que pondera al amor por sobre otros vínculos.

Leer más sobre fases del amor. Audio.

Es decir, no se trata de un  enamoramiento que se prolonga, sino de un malestar que se acrecienta con fuertes emociones hacia la otra persona en detrimento del propio bienestar (en nombre de “la pasión”).
En la dependencia el anclaje emocional está dado en esta fase: el aparente “enamoramiento”. Parece siempre que recién se ha "comenzado", la presencia del otro termina siendo más un alivio que una gratificación; esta distinción no es sencilla de hacer para quien está en una relación disfuncional. Todos los componentes que estamos mencionando también provienen de los procesos neurales implicados – de los que hoy la ciencia da cuenta-;  en el estadío de enamoramiento se  que producen fuertes modificaciones cerebrales.

Audio: El cerebro enamorado

Fuente: www.youtube.com
/watch?v=e4PIx5v6Te4&NR=1

 

El enamoramiento como “fase” del amor,  conduce a un vínculo relajado de afecto y compromiso. Estará en cada pareja la posibilidad de renovar a diario la pasión, pero la química cerebral,  lejos está de la magia o el fechazo de cupido. El proceso de consolidación de un vínculo amoroso, también genera cambios en el organismo. La naturaleza ha determinado que la fase de enamoramiento sea la iniciación, y no la permanencia, de cambios químicos que siguen a otros conducentes a la relajación. Esta salvedad es la nos permite comprender por qué en las relaciones patológicas no se arriba a la “ tranquilidad” y “mutuo compromiso”; no se alcanza la “fase de permanencia” que se explica en el siguiente video. Hay una oscilación constante entre el impacto del enamoramiento y el miedo a la ruptura, el sistema nervioso no es ajeno a estas emociones turbulentas que son las que predisponen afecciones anímicas.


Fases del amor.
Disponible en www.youtube.com/watch?v=xAW2CfOhGvY&feature=related

EL CÍRCULO, LA PAREJA

Muchos de los siguientes contenidos han sido articulados de diferentes notas y libros del colega Jorge Blasco Castelló que reside en Valencia, España, y que ha hecho un gran aporte a la investigación actual en psicoterapia con su detallado estudio de la dependencia emocional.

Leer más sobre la dependencia emocional como trastorno

Compartimos la pertinencia clínica de considerar la “dependencia emocional” como un trastorno de personalidad, distinto a la categoría diagnóstica de “trastorno de personalidad por dependencia”.  Este link, como la obra de Jorge, alumbra la obligación ética que tenemos los agentes de salud de investigar y difundir las problemáticas actuales con las que trabajamos frecuentemente. Los párrafos tomados de los textos del colega Castelló,  cuentan con su expresa autorización a los fines descriptos (difundir, concientizar, echar luz respecto de un tipo particular de vinculación patológica).

Fases de desarrollo

El ciclo que se inicia en esta fase no responde a una predisposición masoquista, sino a patrones vinculares aprendidos, disfuncionales, que se expresan en la elección de sujetos con características determinadas. Se cumplen a partir de aquí una serie de criterios que conducen a la desestabilización emocional.

Leer más sobre el desarrollo y el ciclo de la dependencia

“Existe una fase inicial de euforia (los comienzos de la relación, cuando el dependiente conoce a su futuro compañero), la siguiente es la de subordinación (sumisión e idealización hacia la otra parte, que se instala cómodamente en esta pauta convirtiéndose en el centro de todo), y las posteriores son la de deterioro(desequilibrio extremo), ruptura con síndrome de abstinencia (momento más normal en el que el dependiente acude a la consulta, generalmente con un episodio depresivo mayor), relaciones de transición ("rollos" pasajeros para evitar la soledad) y recomienzo del ciclo (se encuentra a otra persona del perfil adecuado para establecer otra relación desequilibrada, es decir, a otra persona "interesante" a la cual idealizar, sólo se preocupa de su bienestar, de hacer lo que su pareja desee, de magnificar y alabar todo lo que hace, de ser el objeto de su desprecio e incluso a veces de su rabia, tanto psíquica como física” (Castelló Blasco, J.)  Destacamos que las personas que desarrollan este apego exagerado a sus parejas anhelan el bienestar, es por eso que la terapia inicialmente se centra en la evaluación y explicación de este circuito y el trabajo con las creencias subyacentes a la elección de pareja; al mismo tiempo, como primer objetivo clínico se prioriza la estabilización emocional del consultante.

La pareja del dependiente emocional

No resulta sencillo que los pacientes con esta problemática acepten las características de personalidad de su pareja. Es frecuente que se culpen de las reacciones hostiles que reciben,  dando lugar a inversiones constantes de la responsabilidad respecto del malestar. Asimismo, demandan aquello no les es dado espontáneamente y que refiere a las bases de un vínculo estable (atención, afecto, cuidado); los dependientes suelen entregar estos componentes de manera maximizada, por eso también  estos vínculos carecen de simetría.

Leer más sobre características de la pareja del dependiente emocional

¿Qué hace exactamente un sujeto con este padecimiento frente a una elección de pareja, cómo es “su futura pareja”? Lo llamativo y propio del cuadro es que “idealizan a sus parejas y los escogen con unas características determinadas: ególatras, con gran seguridad en sí mismos, fríos emocionalmente, etc. El narcisismo de estas personas es la contrapartida de la baja autoestima de los dependientes emocionales, por eso se produce esta idealización y fascinación. Las relaciones de pareja atenúan su necesidad, pero siguen sin ser felices. De todas maneras tampoco esperan serlo porque su existencia es una sucesión de desengaños y no tienen el componente esencial del bienestar: quererse a sí mismos. Este componente, por otra parte, es fundamental para poder llevar a cabo relaciones de pareja sanas, equilibradas y mutuamente gratificantes. Esta sensación de tristeza y de vida torturada se manifiesta con claridad cuando nos damos cuenta de que realmente no echan de menos el afecto y a veces el respeto que la pareja debería tenerles, simplemente es algo desconocido para ellos. Esto es algo que resulta difícil de entender cuando tratamos con estas personas. Las personas con rasgos paranoides y antisociales tienen algo que produce fascinación EN DETERMINADAS PERSONAS. Estas personas pueden ser dependientes emocionales, que ven a individuos con estas características como a gente superior, con una autoconfianza extraordinaria y con una arrogancia que confunden con valía. El problema de tener la autoestima muy baja es que se idealiza al que la tiene muy alta, o al que destaca sobre los demás por cualquier motivo”. (Castelló Blasco, J.) Un libro muy conocido de autoayuda “Mujeres que aman demasiado”, de Norwood, cita infinidad de casos donde esta falta  de equidad vehiculiza grandes desequilibrios emocionales.  

Dependencia sexual y emocional

Nos encontramos  con personalidades aparentemente “fuertes” en otras esferas, pero absolutamente vulnerables respecto de los avatares del vínculo amoroso, al punto de tolerar muchas veces infidelidades -o vivir con sospechas- que llevan a conductas controladoras y demandantes (lo cual aumenta la comunicación negativa y fija comportamientos recurrentes donde se pretende “chequear” el compromiso/amor del otro).  Es destacable, que la dependencia, si fuera sexual, tendría otras características.

Leer más sobre el componente sexual y otros que hacen a la dependencia

Quien no haya trabajado esta problemática podría suponer que “los dependientes” son sujetos débiles, de poco alcance en su desarrollo personal. Es significativo que ocurra lo contrario; en general tienen gran capacidad de afrontamiento y desarrollo en otras áreas que no son la pareja, son sujetos autónomos, profesionales, lo cual constituye una suerte de “coraza” en tanto que nadie, al conocerlos, sospecharía de este padecimiento vincular. La dependencia “emocional” no se expande a la toma de decisiones ni al desempeño de rol del sujeto. Estas características son cruciales a la hora de evaluar la pertinencia o no del diagnóstico. “En mi opinión la dependencia más fuerte, con muchísima diferencia, es la emocional. El componente sexual tiene su relevancia pero no influye en determinados comportamientos como la sumisión, la idealización de la pareja, la autoanulación, la ansiedad por una temida separación, etc. Además, si la dependencia fuera únicamente sexual no sería necesariamente con una única pareja, podría ser con varias simultáneamente”( Castelló Blasco, J.)

Diferencia entre la dependencia emocional patológica y la "normal”

“La dosis hace al veneno”
(Paracelsus)

“En los vínculos amorosos hay un cierto grado de dependencia emocional que por supuesto es completamente normal y saludable; es más, es el componente imprescindible para que las parejas funcionen. La diferencia entre la dependencia emocional patológica y la "normal" es únicamente de grado, es cuantitativa y no cualitativa. Dicho de otra forma, todos somos (o la mayoría) un poco dependientes emocionales, pero en un grado no patológico. De igual forma, puede existir gente un poco desconfiada sin necesidad de ser paranoide. La dependencia emocional como tal tiene un trasfondo patológico que implica sumisión, desequilibrio, autoanulación que puede implicar riesgo vital, aversión a la soledad, baja autoestima, etc.” (Castelló Blasco, J.). En la dependencia “normal” los miembros de la pareja potencian su desarrollo invidivual, la emocionalidad que sostiene la relación es positiva, aún cuando –como en cualquier relación- puedan existir conflictos pasajeros.

Violencia psicológica y física

"Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma"
Julio Cortázar

La Dra. M.France Hirigoyen en su libro Acoso Moral, entre otras caracterizaciones, refiere al “crimen perfecto” donde  la violencia psíquica, invisible, aterradora, que se perpetúa delimita un espacio de perversidad. En ese espacio se producirá lo que la autora denomina “asesinato psíquico”, la víctima pierde reactividad, no comprende, busca el diálogo, y además de ser cosificada constantemente tiende a racionalizar la conducta de su pareja y validarla. Estas son las fases de mayor riesgo para quienes permanecen en este tipo de relación, porque es aquí donde la consolidación de trastornos clínicos aparece claramente. Y es por ello que los sujetos dependientes suelen llegar a consulta clínica, se haya alcanzado o no la violencia física. Por supuesto que el despliegue de esta violencia no tiene por qué ser constante y cotidiano, aunque a veces lo es.

Leer más sobre maltrato y dependencia. Ver video.


Disponible en: www.youtube.com/watch?v=rOm_8kHgYic
 “Cuando existe maltrato psíquico el desequilibrio es más evidente: una parte de la pareja "machaca" continuamente a la otra con menosprecios, humillaciones, etc. Hay una asimetría clara entre maltratador y maltratado, cosa que no tiene por qué darse de forma muy pronunciada en deterioros de pareja o discusiones puntuales.
La sociedad puede considerar positivamente un amor apasionado, una gran pasión arrebatadora, pero nunca la anulación de un miembro de la pareja en favor del otro. El desequilibrio propio de la dependencia emocional llega, en ocasiones, a extremos como la aceptación del maltrato físico y/o psíquico para que no disuelva la pareja. El maltrato (se supone que el más grave) es básicamente una cuestión individual, de graves trastornos de la personalidad del maltratador y en ocasiones también del maltratado. Existe un grupo de víctimas no denuncia a sus agresores (y, en estas personas, este hecho no se debe al miedo), retira las denuncias si es que alguna vez se han producido, visita a sus parejas a las cárceles, incumple órdenes judiciales de alejamiento por malos tratos repetidos, etc.”(Castelló Blasco, J.).Sin embargo, no se trata de una constante agresividad; la violencia  suele ser previa y posterior a períodos de seducción (que incluyen disculpas, promesas/pedidos de cambio), estos períodos de aparente “paz y armonía” nublan la vivencia del maltrato.

Más frecuente en mujeres

Por las variables sociales, incluso aquellas que dan cuenta del desarrollo de la mujer en distintas áreas, a los hombres les cuesta más asumir este tipo de conflictiva ya que la tradición los ha construido, en nuestras sociedades, como sujetos insensibles ( por lo que son condenados al menor indicio de “sumisión”, en Buenos Aires se usa mucho, por ejemplo, la calificación de “pollerudo”). La atención a las estadísticas no debe llevarnos a reduccionismos de género, que sea mayor en mujeres no implica que los hombres estén exentos de padecerla.

Leer más sobre género y dependencia emocional

“En su forma estándar, es más frecuente en mujeres. Esto se produce, a mi juicio, por una mezcla de factores culturales y biológicos. Las mujeres, tanto por convenciones sociales como posiblemente por su propia naturaleza, tienen una tendencia más pronunciada a la empatía y a la vinculación afectiva, algo que de por sí es muy positivo pero que puede tener su peligro, como es la dependencia emocional. El hombre tiene más accesible el camino de la desvinculación afectiva de los demás, y por consiguiente de la hostilidad y el individualismo. Ante circunstancias desfavorables similares, hombre y mujer pueden reaccionar de manera diferente, lo que motivaría la aparición de dependencia emocional por un lado o de otra patología de la personalidad por otro. Existen, de todas formas, hombres maltratados que son dependientes emocionales. Las culturas más machistas son siempre caldo de cultivo para un desequilibrio en la pareja, algo que es consustancial a la dependencia emocional. Pero no podemos afirmar que el machismo cause o provoque el mencionado problema, sino que, en cualquier caso, lo facilita” (Castelló Blasco, J.).

En este punto, no es muy justa la vasta literatura de autoayuda que refiere  a la dependencia emocional, puesto que está dirigida  a mujeres. Además, si bien suelen describir las características inherentes a la problemática, las categorizaciones clínicas invitan  a la polémica/confusión ya desde la conceptualización (“codependencia”, “adicción al amor”, “amar demasiado”, etc.).

Pánico ante la ruptura y patrones vinculares

“Los dependientes tienen pánico ante la ruptura y gran posibilidad de padecer trastornos mentales en caso de que se produzca. De hecho, uno de los dos motivos principales de consulta de los dependientes emocionales es el padecimiento de una psicopatología (generalmente, un episodio depresivo mayor) tras una ruptura. Este sufrimiento se puede producir con una persona que ha hecho la vida imposible o que incluso ha maltratado al dependiente emocional. En estos casos, el paciente no deja de recordarnos a un toxicómano en pleno “síndrome de abstinencia”…

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... es más, son muy frecuentes la negación de dicha ruptura y los continuos intentos y exhortaciones para reanudar la relación. Es necesario añadir que esta tormenta emocional amaina milagrosamente cuando aparece otra persona que cubra las necesidades afectivas del dependiente, y es muy frecuente que la ruptura se produzca cuando se tiene ya otra relación. Cuando esto se produce, el centro de la existencia pasa a ser la nueva pareja. La diferencia con personas “normales” es que éstas suelen guardar un periodo que podríamos calificar como de duelo tras una ruptura amorosa, período en el que no se tienen muchas ganas de tener a otra persona porque la anterior todavía ocupa un lugar privilegiado. Tienen un miedo e intolerancia terribles a la soledad, base de su comportamiento ante las rupturas, de su necesidad de otra persona, del apego y parasitismo que tienen hacia ella u otras personas, etc. Esta intolerancia a la soledad se debe a que la relación del dependiente consigo mismo es muy negativa; con otras palabras podemos afirmar que no se soportan” (Castelló Blasco, J.) La adquisición de  nuevos patrones vinculares, en la psicoterapia, solo es posible cuando hemos interrumpido el circuito “pérdida-nuevo vínculo” y se ha logrado una clara consciencia del origen del malestar. 

Dependencia emocional hacia otros que no son la pareja

La preocupación constante, actitud controladora,  y la búsqueda desesperada de tratamiento respecto del padecimiento psicológico de un familiar, así sea la pareja, suele ser nombrada como “codependencia”; si bien podemos encontrarla también en los dependientes emocionales, pero no son sinónimos.

Leer más sobre dependencia más habitual, la pareja

“La dependencia emocional más habitual y significativa es la que se produce en las relaciones de pareja. Una relación amorosa es siempre diferente a cualquier otra, y tiene que serlo así para el establecimiento de futuras familias. No obstante, es cierto que pueden existir familias disfuncionales en las que para evitar la pérdida de alguno de sus miembros se tenga que soportar incluso malos tratos. Pero no existirá el componente característico de la dependencia en forma de idealización de esta persona, deseos de acceso constante hacia ella (llamadas a móvil, visitas, comportamiento "pegajoso") y demás, que sí están presentes en la dependencia emocional. El tratamiento de estos problemas familiares puede ser en terapia individual o incluso en terapia familiar, según determine el profesional” (Castelló Blasco, J.)  

Causas y tratamiento

Respecto de los aprendizajes que pueden llevar a la elección de parejas con características puntuales, que conllevan a una relación disfuncional, solemos encontrarnos con importantes polaridades. Quienes han aprendido a delegar sus espacios personales en función de los “otros”, estando la génesis de la dependencia en patrones vinculares que remiten a familias con roles desdibujados, por un lado. Y en su extremo, quienes en independencia de los modelos familiares, adoptan una actitud “altruista”, sintiendo más atracción por sujetos inestables, toscos, con dureza emocional, considerando que necesitan “ayuda” y “afecto” para convertirse en seres amables, estables emocionalmente, confiables. En ambos casos, la expectativa y el quehacer por el “cambio” de la pareja mantienen las fases de mayor malestar sin que haya deseo de ruptura.

Leer más sobre causas y tratamiento

Al respecto dice Castelló:“Las causas de la dependencia emocional son lo suficientemente extensas y complejas. No obstante, sí podemos anticipar que, entre otros factores, la mezcla de carencias afectivas tempranas y el mantenimiento de la vinculación emocional hacia las personas que han resultado insatisfactorias son las responsables de la génesis de la dependencia.
El tratamiento es principalmente psicoterapéutico y a largo plazo, porque desde mi punto de vista la dependencia emocional es un trastorno de la personalidad en sus formas más graves y crónicas (suele haber una sucesión casi ininterrumpida de relaciones muy tormentosas y desequilibradas). Antes hemos hablado sobre la sensación de tristeza e infelicidad que planea sobre las vidas de los dependientes emocionales; el estado de ánimo es por tanto disfórico y con tendencia a las rumiaciones sobre posibles abandonos, sobre el futuro de la relación, el miedo a la soledad y qué podrían hacer para mitigarlo, etc. En consecuencia, la sintomatología ansiosa también es relevante. Las comorbilidades más frecuentes son, por tanto, con trastornos depresivos y ansiosos, y hay que considerar la posibilidad de antecedentes de trastornos de la alimentación como la anorexia o la bulimia. Autoestima y autoconcepto muy bajos. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que así como el miedo a la soledad es uno de los rasgos distintivos de los dependientes emocionales, la falta de autoestima , aunque esto en ocasiones no es así en tanto pueden desarrollar habilidades a lo largo de su vida en las cuales adquieran confianza y seguridad -por ejemplo en el área laboral-” (Castelló Blasco, J.).
Consideramos que la dependencia emocional presenta una sintomatología que la  distingue de estos trastornos, y requiere un abordaje específico centrado en los patrones vinculares, pero no podemos obviar la asociación de esta conflictiva a otros trastornos.
El tratamiento cognitivo conductual comienza con el establecimiento de objetivos terapéuticos a corto, mediano y largo plazo, priorizando aquellos problemas que más están afectando al sujeto al iniciar la terapia.

Mobbing

Un motivo de consulta frecuente, profundamente asociado a la forma de acoso psicológico hasta aquí citada, es el mobbing. Se lo ha nombrado como “acoso grupal o institucional”, “psicoterror” entre otras caracterizaciones que siempre resaltan  la sintomatología clínica como resultado  del maltrato psicológico asociado al ámbito laboral. El fenómeno del mobbing ilustra una potente fuente de estrés, y/o de violencia ilimitada, que atenta contra la integridad física y psíquica de quien lo sufre.

Audio: Técnicas de acoso laboral

Fuente: www.youtube.com /watch?v=UdoKgkp0uN
4&feature=related

 

 

 

Bajar archivo:
Acoso psicológico
en el trabajo
Disponible en: www.lasbarricadas.net
/mobbing_saludmental.ppt
La tríada indispensable que da entidad a este padecimiento se compone del acosador/a, la víctima y la complicidad silenciosa del entorno; los directivos suelen desentenderse argumentando no poder resolver la conflictiva. Varios autores dan cuenta de la presencia del mobbing en grandes empresas, de mucho personal, mencionando también aquellas más chicas pero con características de desorden y jerarquías desdibujadas.
Aquella relación laboral que era neutra o meramente cortés  comienza a variar, es allí donde se inicia hacia “el objeto del mobbing” una de las primeras acciones que se irán perpetuando en el tiempo: la crítica respecto de su desempeño laboral. El sujeto no comprende bien qué está pasando y suele responder defendiéndose, esta reacción refuerza la agresión inicial que le vuelve más consolidada. Esencialmente hay una relación asimétrica, con el consecuente abuso de poder de quien, por alguna razón, se encuentra o cree que se encuentra en superioridad de condiciones.  Cuando el mobbing no es detectado a tiempo las consecuencias en la personalidad pueden ser desvastadoras. En Suecia, según Heinz Leyman, el 10% y el 15% de los suicidios tienen como origen el hostigamiento laboral. La depresión y la ansiedad son los cuadros principales resultan de esta conflictiva, pero al mismo tiempo son los que confunden porque la víctima se abstiene de realizar denuncias considerando que es “su” problema. En este sentido es importante que los clìnicos al realizar nuestro diagnóstico seamos específicos en nombrar el carácter reactivo de la sintomatología.

Bibliografía citada:

  • Castelló Blasco, J. ANÁLISIS DEL CONCEPTO "DEPENDENCIA EMOCIONAL". I Congreso Virtual de Psiquiatría 1 de Febrero - 15 de Marzo 2000; Conferencia 6-CI-A: [52 pantallas]. Disponible en:  http://www.psiquiatria.com/congreso/mesas/mesa6/conferencias/6_ci_a.htm
  • Castelló Blasco, J. TRATAMIENTO DE LA DEPENDENCIA EMOCIONAL EN LA MUJER. II Symposium Nacional sobre Adicción en la Mujer.
  • Castelló Blasco, J. DEPENDENCIA EMOCIONAL: CARACTERÍSTICAS Y TRATAMIENTO. En prensa.
  • Hirigoyen, Marie-France. EL ACOSO MORAL. Maltrato psicológico en la vida cotidiana. Ed, Paidós, 2000.
 
    © Licenciada Laura Galasso
Argentina. Buenos Aires.
Tel. (54-11) 4 903 2268, solo mensajes, las 24hs.
M.N. 32 120-Psicóloga clínica
Especialista Cognitivo Conductual
Directora ECCOT - Equipo Interdisciplinario y Psicoterapéutico
     
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